No recuerdo su segundo apellido, fechas de nacimiento y defunción. Tampoco nombre de sus padres ni de otra familia si la tuvo. Solamente recuerdo que vivía con su compañera María y que juntos solían representar simpáticas escenas de pareja.

            Juan se dedicaba en aquellos tiempos del hambre y las necesidades, a cualquier tarea que le proporcionara el dinero suficiente para sobrevivir sin que le faltara el vasito de vino de Chiclana.

            Era un hombre fuerte a pesar de la edad y la desnutrición. Cargaba grandes bultos del los que venían en el coche correo para los comerciantes del pueblo. También actuaba como “piarero” acompañando piaras de cochinos, becerros y otros animales, desde los cortijos del término hasta las estaciones de tren de Algeciras o Málaga.

            Era muy habitual verle ayudando a Curro Álvarez en la faena de la carnicería, donde, entre ambos, mantenían diálogos con una ironía y gracia que regocijaba a los clientes.

            Juan Viera, con María, fueron dos personajes muy típicos de la Facinas de los sesenta. Sus figuras no deben olvidarse.

 

Juan Antonio Notario Rondón en su biografia escribe:

Anécdota de JUAN VIERA

No sé si conocisteis a este célebre personaje popular pero supongo que habréis oído hablar de él y creo haber escrito otras de sus ingeniosas actuaciones.

Igual que se reclutaban falangistas, también el jefe de los requetés que era el Administrador de El Pedregoso, D. José Rotllán, buscaba adeptos para sus filas y, naturalmente, lo hacía entre la gente que tenía más cercana y entraban, no por convencimiento, sino por conveniencia o presionados. Y este fue el caso de nuestro amigo Juan. Lo afilió D. José y no supo decirle que no, temiendo que en represalia dejara de darle trabajo cuando lo necesitara y cogió la camisa kaki y la boina roja. Era de esperar que sus amigos aficionados como él, al rico caldo de Chiclana, bromistas al máximo, reaccionaran de la manera que tenía que ser y le dedicaran toda clase de primores lo que fue un disfrute especialmente para los solterones viejos, Miguel Ortega,  Enrique García  (Pua)  y  otros  como  Manolo Estévez,  Curro  Silva,  etc.  Uno  le  preguntaba:  -Juan ¿adonde encontraste el tomate tan grandísimo que llevabas en la cabeza? Otro -¿tan grande era la borrachera pa ponerte una tajá de sandía en la cabeza? Otro:- te has pasao al bando de los señoritos h…de p…A Juan se lo llevaban los demonios. estaba acostumbrado a aguantar carretas y carretones en otras bromas, pero con esto no podía, era superior a sus fuerzas, además de que siendo libre como un pájaro, no aguantaba órdenes de nadie de modo que se pensó darse de baja en la primera de cambio. Y en efecto, al día siguiente en la reunión que celebraban en el ambigú del casino, cuando D. José pasaba lista y le llegó el turno, se produjo el siguiente diálogo comenzando
D. José:
- ¡Requeté Viera!
-¡Er que era!-
-¿Cómo? ¡He dicho requeté Viera!-
-¡Er que era don Jozé, er que era!-
-No te hagas el gracioso y dime qué quiere decir eso del que era.
-¡Cudiao con loz cojonez! Eztá mu claro don Jozé, (y recalcó): ¡que ya no zoy!

Y Juan entre las risotadas de los otros (incluso D. José soltó una carcajada) alzaba los brazos mostrando la camisa y la boina que iba a devolver.